domingo, 13 de enero de 2013

LA CAJA

Estuvo lloviendo todo el día, quizá por eso el aire me parecía de ceniza. La tristeza implícita del agua se mezcló con la melancolía que últimamente tengo de la lluvia, de esa lluvia mía tan detestada, tan macilenta y tan constante que ahora me llevaba a la nostalgia, de esos paisajes míos rubricados por la humedad y la saudade.
Llegué a casa empapada y helada. Me cambié de ropa, me sequé el pelo y me hice un café, y al sentarme en el sofá reparé en una caja que había sobre la mesa con un sobre pegado y mi nombre en el sobre. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí o quién la había traído, supuse que la había recogido mi hermana por la mañana. Abrí el sobre con la sensación de caminar por un pasillo desconocido, con cierto temor y cierta ilusión y comencé a leer:

“Hola mi niña, permíteme que te llame “mi niña” puesto que  lo largo de varios meses te has convertido para mí en mi inspiración erótica. Te descubrí a través de una amiga que me recomendó tu blog y me quedé prendado de tus letras y de tu sexualidad, realmente emanas una sensualidad inmensa y cautivadora, como si estuvieras hecha a la medida de mis fantasías, por eso para mí eres “la niña mala” en el buen sentido, en el mejor, y si no te molesta prefiero no saber tu nombre y llamarte simplemente “mi niña”. Por tu página sé que te gusta que te desnuden lentamente, que te quiten despacito las braguitas o que te vuelven loca los besos en la nuca (sí, te he leído atentamente), te supongo una mujer fuerte pero sensible, lo bastante culta para escribir como lo haces y lo suficiente valiente para hablar abiertamente de sus fantasías sexuales. Tus letras son delicadas pero auténticas y detrás de ellas intuyo a la verdadera mujer que late en ellas.
Quiero proponerte algo, quizá me taches de loco, pero creo que es un juego que podría gustarte porque a través de tus cuentos sé que te gustan los juguetes eróticos y los juegos en general.
Si abres la caja que te he enviado descubrirás dentro uno de los nuevos juguetes de Lelo (espero que esté a la altura de tu capacidad), es un regalo para ti independientemente de que aceptes o no mi propuesta.
Si decides aceptar mi juego esto es lo que quiero que hagas: dentro de la caja hay apuntada una dirección, me gustaría que te pusieras guapa para mí y fueras hasta allí esta misma noche, siguieras las instrucciones que también hay apuntadas dentro y me siguieras el juego. Yo solo miraré, en ningún momento te tocaré ni haré nada que tú no quieras que haga pero sí deberás seguir lo que yo disponga.
Supongo que puedes llegar a pensar de todo, no soy un loco ni un asesino en serie, pero en cualquier caso, como tú bien sabes, la incertidumbre es parte del juego.”

Eché la carta a un lado y abrí la caja. Efectivamente dentro había un juguete en color naranja con un diseño estilo conejito con un apéndice para el clítoris pero era más grande que otros que hubiera probado, en la caja de Lelo se leía Ina 2. Era tan suave como el otro vibrador pero además recargable lo cual era un añadido muy interesante. Le dí al botón de encender por la curiosidad de la fuerza del motor  y al notar la vibración me entraron unas feroces ganas de probarlo (no pude dejar de pensar que por la fuerza con que vibraba el cacharro seguro que valdría también para un masaje de espalda) Me sorprendió que apenas hacía ruido. Me sonreí. Sí. Me chiflan los juguetes. Pero tenía razón: Me pierden los juegos.
En unos pocos segundos pasaron por mi mente amenazadoras imágenes de sádicos y criminales crueles, pero al mismo tiempo me provocaba evocar al placer flotando en un cuartito…



Leí sus instrucciones y apunté la dirección. Cuando llegué a la habitación él ya estaba allí. Me hablo con una voz pausada y profunda desde la penumbra. Sí que debió de leerme atentamente porque venía con traje.

-         Siéntate por favor – me dijo mientras le daba una calada pausadamente a su cigarrillo - ¿te molesta que fume?
-         Yo no fumo, pero haz lo que quieras – apago el cigarro

Mientras el humo flotaba lánguido sobre las sombras me senté nerviosa en el borde de la cama.

-         ¿Has traído lo que te compré? – me dijo suavemente, como en un susurro, casi parecía que temiera poder molestarme, asustarme o algo así. En ese momento le adoré, su voz me dejó atónita. A él apenas si podía verle con claridad, pero su voz era gutural y suave, grave, armónica, profunda, con el peso suficiente y el tono adecuado para hacerme sentir a salvo… me sentí tan turbada que tan solo fui capaz de asentir con la cabeza.
-         Muy bien – sonrió - ¿y has traído algo más?

Entonces metí la mano en mi bolso y saqué un estuche donde había guardado mis juguetes. Dispuse sobre la cama algunos de los juguetes que me gustan, un tubo con lubricante, un dildo anal, el Kaya que me habían regalado meses atrás, unas bolas chinas, una pluma, una esponja, una venda para los ojos y el juguete que había venido en la caja. Yo también me sonreí:

-         Parece una mesa de pornocirujano
-         Jajaaja ¿sí, verdad? ¿Podrías ponerte la venda?

Me puse la venda sobre los ojos y al taparlos sentí un olor extraño y almizclado.

-         ¿A qué huele? – le pregunté
-         A ti. Bueno, aceptaste venir y cumplir con lo que yo te proponga, si en algún momento            quieres parar dímelo y pararemos ¿de acuerdo?

Volví a asentir con la cabeza.

-       ¿Te gustaría desnudarte?

Sin llegar a decir nada, me levanté. Comencé a desabotonarme la blusa. 

-        Despacito “mi niña”, así, acércate – Sentí sus dedos aflojando el botón de mi falda y sentí  un nudo bajo el esternón cuando oí cómo bajaba la cremallera. Deslizó lentamente la falda hacia mis piernas apenas sin tocarme - muy bien, veo que has hecho lo que te pedí, no traes braguitas… bien, agáchate, así, abre tu culo, así “mi niña” mmmmmmmm, es delicioso verte así, tan cerca… y sé que a ti también te gusta.

Claro que me gustaba, me estaba volviendo loca, ni siquiera sabía quien era aquel tío, como estaba en penumbra no había podido más que intuir su silueta, entrever apenas que venía con un traje, pero poco más, y allí estaba exponiendo mi culo y mi coño a un perfecto desconocido, poniéndome más y más cachonda y no deseaba más que me pidiera cada vez más guarrerías…

-         Túmbate en la cama boca arriba, vamos a probar tus juguetes. Coge el rosa, chúpalo, asíi mmmm que guarra eres, lámelo bien, así, ponlo en marcha, pásatelo por las tetas.

El vibrador zumbaba sobre mi piel como una abeja obrera concienzuda y segura de su trabajo. Lo pasé levemente por mis pezones y mi coño se constreñía rítmicamente deseando una polla dentro.

-         Pásalo por tus muslos, así, ¿te gusta, mi niña? ¿sí? A mí también. Ahora abre bien las piernas y mételo un poquito, pero solo un poquito ¿de acuerdo?

Metí el vibrador en mi coño y el pequeño apéndice que tenía vibraba sobre mi clítoris como una jodida lengua automática, sentí ganas de correrme y aspire profundo.

-         Uhhhh veo que sí te gusta mucho ehh, bueno sácalo y date la vuelta. Mmmm me encanta tu culo, mi niña, tienes un culo precioso, para comérselo. Pero no, tranquila, te dije que no te tocaría, a menos que tú me lo pidas. Coge el lubricante y úntalo en tu ano. Mete un dedo. Así, mételo y sácalo. ¿Rico eh?

¿Rico? Era delicioso. Todo. La postura en la que me mantenía expuesta ante él, el tacto del lubricante, mi dedo deslizándose y produciéndome un placer que no por conocido deja de resultarme diferente, la situación… Sí, era realmente un juego exquisito.

-         Estás bien cachonda ehh, no te imaginas cuánto me gusta.

Oí desde donde estaba como se desabrochaba la bragueta, sacaba su polla y comenzaba a meneársela frente a mí, despacio, sin ninguna prisa porque aquel juego acabara.

-         Bien coge el dildo anal y métetelo. Mmmmuy bien, mi niña, despacito, eso es, no quiero que te hagas daño – oí como casi jadeaba al decírmelo – déjalo ahí y ahora coge las bolas chinas y mételas también. Aaaasíii, mmuy bien, despacito, la primera y ahora la otra…

Me sentía más llena de guarrería que de bolas o dildo, me sentía a punto de estallar como si fuera un globo lleno de un gas que expandiera mi cerdez.

-         Y ahora has de sacarlas muy lentamente, quiero que esas bolas se deslicen por los bordes de tu coño tan despacio que me duela.

Fui sacándolas tan lento como pude. Cada bola se deslizó fuera de mi coño y yo solo sentía unas ganas de correrme inmensas, pero las aguantaba solo por saber qué más llegaba. Me pidió que volviera a meterlas y sacarlas con la misma lentitud. Luego hice exactamente lo mismo con el dildo cuando me lo pidió y volví a sentir algo similar.

-         Ahora quiero que te abras bien de piernas porque vamos a probar el Ina 2.

Al oírlo recordé el tacto y la potente vibración del juguete. Lo alcancé y lo metí directamente en mi coño que lo acogió con ansia. Sentía vibrar todo mi coño. Era una sensación perturbadoramente placentera, placenteramente morbosa. Sabía que él no dejaba de observar como me iba introduciendo en mi cuerpo cuanto a él se le antojaba y yo seguía sus instrucciones como una muñeca destinada a eso, solo que me hacía sentir  irremediablemente lúbrica, desatada, cachonda, febril.

-         Creo que te está gustando todo esto ¿verdad, mi niña? Mmm no sabes cuánto me gusta a mí, de verdad que no puedes hacerte una idea. Me estoy pajeando como un mono ¿quieres notarlo?

Se acercó a mí y puso su polla a dos milímetros de mi cara. Al no poder ver nada las sensaciones eran más intensas. El olor de su rabo me llegó enseguida y en poco tiempo advertí también su calor, abrí la boca deseando que la pasara por mis labios pero no llegó hacerlo.

-         No no, creo que hoy ni siquiera te tocaré, quizá otro día.

En ese momento me sentí irritada porque realmente deseaba su polla tiesa toda para mí y que me negara ese placer me pareció fugazmente injusto. Pero el vibrador seguía en mi coño, con una fuerza impúdica, con su apéndice aporreándome de placer el clítoris. Necesitaba correrme.

-         Date la vuelta otra vez y sujeta el vibra, aunque no creo que se caiga porque tu coño lo tiene bien agarrado jajajaja

Me sentí abochornada, pero me sonreí porque tenía razón, mi sexo tenía bien apresado aquel jodido cacharro y no estaba dispuesto a soltarlo Me di la vuelta a duras penas, me hizo agacharme un poco más y levantar el culo. Pensé que me metería otra vez el dildo, pero en lugar de eso sentí un hormigueo en la espalda. Me estaba haciendo cosquillas con la pluma e iba bajando hacia mi culo.

-         Mmmmm que ganas me dan de lamerte ese culazo, mi niña, sigue moviendo un poco el vibrador, así, así, mete, saca, mete saca ¿te gusta? Siii, ya lo creo que te gusta preciosa. –

Siguió trazando caricias con la pluma hacia mi culo. Mientras el vibrador me batía literalmente el coño él me hacía cosquillas con la pluma en el ano. Y mientras hacía esto una y otra vez me soltó:

-         Y ahora, mi niña, estoy seguro de que te vas a correr.

Paró un momento, apenas unos segundos. Yo también paré, expectante, con todos mis sentidos puestos en lo que él haría o mandaría a continuación. Y entonces noté gotas de saliva sobre mi ano, la noté escurriéndose por mi piel como una babosa  y luego advertí como soplaba sobre él, sin tocarme, pero alcanzándome absolutamente con su juego, sentí que mi culo se retorcía y expandía al mismo tiempo, volví a sentir un cosquilleo y el vibrador seguía amasándome el coño y el clítoris. Todo mi sexo y mi culo temblaban de gusto. Y entonces sí, estallé.

Abrí la boca para poder expulsar mi orgasmo como un demonio que se me hubiera metido dentro, pero todo lo que conseguí fue exhalar un gemido prolongado y mudo mientras me temblaba todo el cuerpo con fuerza. Fue un orgasmo extraordinariamente largo e intenso. El placer ascendió desde mi coño y mi culo hasta las caderas y de ahí a mi columna y mi cabeza. Hubo un momento en que solo sentía un agradecimiento inmenso por aquel hombre desconocido que ni siquiera me había tocado. Mi respiración fue recomponiéndose a pedazos y se fue haciendo más pausada. Caí boca abajo, rendida, exhausta, feliz, saqué el vibrador de mi sexo y lo apagué.

Ni siquiera sé si él se corrió o no, yo por lo menos no le oí. Me dio un beso en la mejilla muy dulce.

- Eres una mujer increíble – y pausadamente se fue sin hacer ruido.

10 comentarios:

  1. No hay palabras, magnifico, tan buen relato que es como si lo viviera, escribes fantásicaente bien......
    Saludos

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    1. Muchas gracias yara, me alegra saber que lo sentiste así. Saludos

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  2. Sexo ansioso y oculto, caliente y morboso. Mucho aguantaste el orgasmo.

    Un gran regalo.

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  3. Sigues siendo tan ardiente y picante niña mala. Estoy muy encantada con tus lujuriosos cuentos , me apasionan tanto Mmm.... Muchas gracias por ser así , esperó que todos tus deseos se hagan realidad esté nuevo año.
    Besitos !!

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    1. Y yo estoy encantada de que te apasionen. Ojalá que mis deseos se hagan realidad y los tuyos también. Besitos

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  4. Del, digamos, "género Lelo", este es el mejor que he leído. Un gran BRAVO por mi parte, niña ;)

    Besitos.

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    1. ¿Género Lelo? Jajajaja qué bueno ;) Muchas gracias Tiberyas muas

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