lunes, 25 de marzo de 2013

MOJADA





Llega empapado. Ha estado lloviendo toda la tarde. Llega de correr. Suda. Es superior a mí, un tío sudando me pierde, me pierde... Se acerca hasta a mí casi jadeando y al entrar me encierra con sus brazos entre el mueble de la entrada. Bajo la mirada. Me besa despacito.

- Sabes que odio verte triste, venga va, sonríeme un poquito.

Fuerzo una sonrisa, le beso. Me abraza.

- No, así no – Me hace cosquillas, me río a carcajadas, le suplico que me suelte. Me duelen las cosquillas y me ponen de muy mala hostia…

Para y me vuelve a abrazar. Me besa, me besa otra vez, mete su lengua en mi boca, siento un pinchazo en la parte baja de mi espalda. No deja de abrazarme y de besarme. Me mece en sus brazos. Moja mi ropa por fuera. Vuelve a besarme, me araña con la barba, moja mi ropa por dentro. Siento que me voy escurriendo en sus besos. Me morrea, me licua, me bebe.

Me quita la ropa, me muerde el cuello, pellizca mis pezones, siento sus dedos calientes aferrándose a ellos, retorciéndolos delicadamente y me siento caer en eso que asciende por mis venas. La respiración se va espesando en mi traquea. Me agarra fuerte, me da la vuelta, me apoya contra la cómoda, de pie, me abre las piernas, baja mis bragas por encima de mis rodillas. Tiemblo. Voy a decir algo pero me da un azote para que me calle. “Cabrón” – pienso. Me sonrío. Desde luego sabe cómo animarme.

Me besa el culo, me lo llena de besos, de muchísimos besos. Lo lame, lo aprieta. Me pone cachondísima. Lo muerde despacito. Arrastra su lengua como una babosa por él, sus manazas agarrando mis cachas y su boca hundiéndose en mi culo. Lo lame y me lo abre con sus manazas, sopla sobre él y yo me siento como una esponja a quien le estuvieran apretando los poros. Su lengua se desliza amorosamente en mi culo, me lo folla, me vuelve loca. Me pone tan guarra que sería capaz de cualquier cosa. Me entran ganas de gritar pero no lo hago. Solo dejo que mis gemidos salgan de mi boca como si fuera uno de esos cacharritos de hacer pompas de jabón. Quiero que me folle, que me rellene el coño, que me rompa el culo, le deseo, quiero sentir su rabo penetrándome, y su fuerza dentro de mí, lo necesito, lo quiero ya.

- Diosss, no puedo más, fóllame, por favor, por favor – le suplico

Se detiene un momento, hace un silencio, todo se para, su boca, mi culo, mi respiración, su saliva, la sangre, todo. Me impaciento, quiero más, quiero esta tensión al límite, al límite de él, de mí. Me pongo brusca, mandona, y una voz maciza e hijoputera sale de mi boca de sopetón:

- Venga, déjate de jueguecitos y fóllame. Fóllame ya, ahora.- Y ese “ahora” sacude el aire.

Se ríe. El muy cabrón se ríe. Saca su polla, la pasa por mi culo… Ufff es una delicia sentir su capullo ardiendo y húmedo entre mis cachas. Sentir su dureza, su excitación…

- ¿Quieres que te pete el culito? ¿Sí? Estás caliente como una perra ¿eh? Bueno que sepas que me encanta sentir tu culo apretándome la polla – Me besa amorosamente el cuello. Vuelve a pellizcarme los pezones. Y haces de luz recorren mi columna. Mientras me habla, ante mi sorpresa, me sube las bragas. Me coloca la ropa, la atusa, me sigue besando… - Mmmmm eres incorregible mi pequeña zorrita mmmmm jajajaja – El muy cabrón se ríe de mí… - Sí, creo que te prefiero así, cabreada y muy cachonda. Te dejo, preciosa, te vengo a buscar a las once ¿crees que para entonces estarás lo bastante…mojada?