viernes, 25 de abril de 2014

SOY YO









Lo voy a contar hacia dentro. Para mí. Con esta voz mía que tienen mis susurros…



Hay un hueco entre mi carne y el deseo. Un espacio tan infinito como uno de tantos universos, como un agujero de gusano que me arañara la piel, profundizándome, haciéndome inmensa en sentido microscópico. Un agujero que se llena más y más cuando más ahondo, como cuando se cava en la arena de la playa y el agua es más agua y el mar es más mar y no cabe en el pozo más profundo de la playa más grande en el océano más insondable e inmenso …



Ellos vienen a por esa cosa viscosa y dulce, a por eso que soy y que no soy y que quizá puedo llegar a ser. Ellos vienen a por mí, sin mí, a por la carne, a por el aroma, a por las ganas, a por el coño… Y tampoco digo que esté mal. Es su deseo. Es su instinto. Y a mí me cuesta mucho renunciar a los instintos, o peor aún, renegar de ellos. Pero el caso es que ellos vienen sin saber por qué vienen. O quizá sí. Bueno creen estar seguros. Yo sí lo sé. Porque sí confío en esa cosa espesa y mórbida que son ellos, y que también soy yo, en ese misterio y esa revelación, es esa esencia que son y me sube y me baja como uno de aquellos vientos que perdí detrás de algún acantilado. Es lo que le pasa a mucha gente, que les faltan vientos… y terminan entrando en los demás a golpe de cuchillo. No son cuchillos pero duelen lo mismo.



Y puedo encontrarme en lo más raro para volver a perderme en lo más cotidiano, en esas pequeñas rutinas que hacen que un día vaya detrás de otro. Pero al final su boca me mastica retorciéndome de gusto y yo siento un placer distinto (aunque ya lo haya sentido muchas veces) cada vez en cada una de mis vértebras, y devuelvo ese placer porque no es mío, es de todo, es del aire que sostengo con cada gemido y cada gota de flujo que destilo con el gozo que se me entrega. Su polla me taladra, me divide, me parte en dos. (Me gusta la palabra polla, es la palabra más rotunda que tiene un hombre. Y me gustan los hombres y las mujeres rotundos. De una vez.) Y siento su fuerza y su estúpida arrogancia cabalgándome mientras repto por nubes de colores que su energía dispersa en ondas psicodélicas. Su semen, convertido en quintaesencia por alguna poderosa alquimia templa mi gozo y solo quiero ser las vibraciones que emanan desde dentro de mis gritos.

Soy yo. No necesito nada y lo quiero todo. Dispersarme en volutas de placer (incluso de dolor) para volver a reunirme en este océano de ganas…

Por eso sé que no importa no llegar a ninguna parte, no dirigirme hacia ningún lugar, solo importa lo que soy mientras estoy buscando, mientras estoy sintiendo, mientras estoy siendo, solo me importa sentir y poder cruzar este universo que soy yo.


viernes, 18 de abril de 2014

SINESTESIA



Acabo de llegar. Ha dejado de llover sobre la una y media. Solo un poco.

Estoy sola. Siempre lo estoy. ¿Acaso no somos solos?

Estoy profundamente sola. Profundamente mía.

Desnuda. Yo.

Que tentación tan grande es, a veces, ser consciente. De mí.

Lo único que tiene de malo es que estoy demasiado despierta. Demasiado alucinada.

Hay gente que se hace un porro. Yo no. Yo estoy demasiado alucinada para fumar nada. Lo he sabido siempre. Alguien me ha dicho que es que soy sinestésica, que no me hace falta meterme nada. Que confundo las sensaciones. Igual es eso. Aunque yo creo que sí. Que algo sí tengo que meterme.
Lo necesito.

Estoy flotando en una nube de yos. Como una droga que me mantiene despierta. Hipnótica. Y busco en la densidad del aire un volumen…para hacerlo mío…para llevarlo dentro…sentir su tacto en los labios, fundir su olor en mi lujuria, ver en púrpura cuando oigo jadear o apreciar la dulzura de la carne cuando penetra mi carne…

Me pierdo en un laberinto de colores hasta encontrar el “click.” Ese “click” que lo enciende todo. Imagino un universo en una puta gota. De ti. De tu polla, de agua. de mí. Y todo mezclándose en mi cabeza haciéndome sentir un placer especial en cada pequeño detalle. Explotando. Reventando en telarañas de colores sobre la piel. Observando, flipada, tus jadeos, tu piel, tu placer, escuchando el sabor metálico de tus besos, apreciando el aroma inmenso del deseo.

¿Acaso sentir no es lo bastante psicodélico?

Me he perdido en esa nube. Sigo flotando, flotando.

Joder ya son casi las tres y aún no he podido desprenderme de esta rareza mía de estar despierta. De mis extravagancias, de mis visiones, de mis luces, de mis sombras, de las nubes de colores. Es porque puedo sentir desde dentro. Es mi coño que me palpita y me susurra: estás viva…y yo lo siento en el borde de mis labios.

domingo, 6 de abril de 2014

ALMA




Hoy he cruzado la calle sin darme cuenta de que un bus se me echaba encima. Literal.

Ventajas de ser yo misma:

- Puedo hacerme inmune a los buses.

- Puedo hacerme pequeña, pequeña, pequeña. Mujer menguante en ciudad creciente de inmundicias.

- Puedo hacerme tan yo como un átomo partidario de la fuerza centrípeta de sus partículas. Partícula iluminada que se mantiene a oscuras en tiempo de crisis. Todo un portento.

Esto lo cuento porque, a veces, en mi locura, me pienso distinta, diferente, protegida por los dioses, incluso jodidamente inmortal…y esto me pasa sobre todo cuando siento la ausencia de ese espíritu que dice ser yo, cuando todo me da igual, cuando nada puede alcanzarme porque, sencillamente, no estoy… Me he ido, lejos, muy lejos (puede que más allá de Orión…) Te sientes inmensa, sí, pero es una estupidez creerse indestructible. Y es seguro que si vas buscando abismos los encuentras.

Joder si es que me lo dicen muchas veces: “Si no sabes si te vas a poner a escribir al llegar…no bebas…”

No he bebido pero estoy embriagadamente triste. Por eso tengo a Django Reinhardt en el reproductor de música, para que me reproduzca su amor y sus ganas. Para que me contagie de ese mínimo suspiro: alma.

Subo por las cuerdas de una guitarra que no es mía, pero al poco me lanzo por sus trastes hasta caer en su agujero.

Y en ese abismo procuro fortalecerme, arrancarme esta tristeza que me contamina a cada paso. Y en ese hueco armónico de gozo, de lucha, de fingida alegría sobrevivo, abro mi carne y me busco mi pequeño demonio. Y en ese espacio entre yo y yo…hay algo mágico…ese algo que me deja seguir poniendo un pie delante de otro y volver al mástil donde bailo, aunque no haya nada que merezca la pena más que seguir el puto ritmo. Donde quiero seguir bailando y nada más…

Si mi pena no sabe hallar su otro lado, viceversa de mí, ¿cómo alcanzar el alma que hace vibrar a mi guitarra…?

Y este cuerpo mío está esperando ser hallado … … … … en movimiento