viernes, 30 de septiembre de 2016

LUZ

Photo by Parker Johnson on Unsplash

Me gusta callejear, caminar sin ningún destino, sentir este sol tibio sobre mi piel y descubrir este olor a ciudad en mi ropa. Este olor a mí y a todo mezclándose todo el tiempo, por todas partes, por toda la ciudad.

Te espero en la plaza donde hemos quedado. Doy vueltas deseando que pase algo, me encanta espiar a la gente, imaginar como son, cómo serán sus vidas, suponer a dónde van, que harán, con quien irán a encontrarse, fantasear sobre cómo les gusta follar…

Una chica morena cruza la plaza mientras sus tacones repiquetean con ese tic-tac característico. Miro el reloj. Es preciosa. Parece que todo el mundo se haya detenido a mirarla. Todo lo que existe en la plaza parece flotar alrededor de ese culo que se mueve como si tuviera vida propia, todo lo demás parece estático e insubstancial mientras ella pasa. Tiene la mirada triste. Yo juraría que ha estado llorando. Creo que a ella le gusta follar en silencio mientras cierra los ojos, alguien la acaricia con la yema de los dedos y le hace sentirse viva sobre el charol de sus tacones. ¿Quien sabe? Pasa junto a mí y la sonrío…


Un rayo de luz impacta sobre una esquina de mis gafas de sol alcanzando mis ojos, vuelvo la cabeza, siento a alguien detrás de mí pero el sol me ha deslumbrado y no consigo ver nada. Huele a ti. Estás echando tu aliento sobre mi cuello.

- Hola, nooo, no te giressss

Y dejas caer esa “ese” sobre mi columna vertebral propagando el deseo por todo mi cuerpo desde tu boca. No lo sabes aún pero gracias a ese gesto siento una pequeña gota de mí deslizándose hacia mis braguitas, baña levemente mi raja, me hace cosquillas, me emputece. Pero no me giro. Te pegas a mi espalda y bajas una mano por mi costado hasta llegar a la cadera. Ahí haces ademán de llevarla hacia mi pelvis pero te detienes y vuelve hacia atrás, bajas la mano y me pellizcas el culo. Cierro los ojos. Trago saliva. Siento mis ganas recorriéndome, me muero porque me folles.

- No te gires aún…
- Pero es que quiero besarte
- No, aún no.

Entonces inclinas tu cabeza, arrastras suavemente mi blusa y me das un beso en el hombro, otro entre ese espacio entre el hombro y el cuello, me muerdes el cuello. Me estalla un escalofrío en la nuca. Llevo mi mano hacia atrás tratando de buscarte. Noto tu polla dura rozándome el culo. Me enciendo.


Estamos bajo los soportales de la plaza magreándonos como dos críos que no tuvieran donde tocarse. Como cerdos. Como te gusta. Mientras, me acerco a tu polla tiesa y tú me tocas el culo. Me balanceo hacia ti. Te rozas en mí…

- ¿Nos vamos?


Me voy contigo. Me besas todo el tiempo, mientras rayos de luz penetran en mi pelo. Relumbra. El aire se vuelve como tú, tu olor me marea, siento la arena de tu barba raspándome el cuello. Subimos precipitadamente a la habitación. Me besas, me besas. Tus dedos aprietan mis tetas y estrujan levemente mis pezones, irguiéndolos. Juegas con ellos, a pellizcarlos y a hacerlos saltar como si los hubieras adiestrado. Los besas, los lames, te comes mis tetas abarcando mi pecho con toda tu boca, la punta de tu lengua roza mis pezones y casi puedo sentir el recorrido de mis nervios saltando por mi cuerpo. Brillas. Te reclinas sobre mi cuerpo y desciendes habilidosamente sobre él. Me besas una y otra vez mientras se empapa mi coño de deseo, mientras se infla de carne y sangre, la vida me palpita de ti y un aire pequeñito que proviene de tus labios acaricia mis ingles.

Susurro muy suave: - Te deseo, te deseo… y mi boca exhala mis palabras como si fueran vapor de agua que acaba rociando tus labios. Adoro tus besos en mi coño, adoro el modo en que te esmeras en mi placer, el hambre de gozo, del mío, y la forma en que me vas arrancando mi placer como un esforzado guerrero le arrancaría su espíritu al enemigo. Y cada vez que te miro, brillas.


Sé lo que quieres. Y sé cómo lo quiero. Te recuesto en el suelo. Te beso los labios, están húmedos y frescos, igual que la piel de las fresas por dentro al morderlas. Te beso el cuello. Pellizco tus pezones. Los beso, los lamo. Me detengo. Noto estremecerse a mi coño. Noto como mi clítoris tiembla ligeramente… Encendido. Te beso, te beso todo: el cuello, las manos, te chupo los dedos. Me encanta chuparte los dedos como si te follara con mi boca, me gusta sentirlos jugando con mi lengua, moverla alrededor de ellas, sentir como se llena de saliva mi boca y tu dedo y todo mi organismo parece llenarse de algo húmedo y salivoso.


Me acerco a ti, te beso la boca, el pecho, el vientre, hundo mi nariz en tu olor, te beso la polla, dura, encendida, lustrosa, te lamo los huevos, te unto los muslos. Mi boca no puede dejar de devorarte. Subo, bajo, me revuelco. Tus dedos exploran, investigan, buscan, indagan…descubren. Mi agujero palpita en tu dedo. Me acaricia. Te beso el ombligo. Tu polla roza ahora mis tetas que se tienden generosas hacia ti. Mis pezones te hacen cosquillas en el pecho. Me besas, me besas. Saco la lengua y te la ofrezco. Quiero tu polla. Te deseo. Lamo tu polla. Te deseo tanto que tengo ganas de gritar. Lamo tu capullo y mi lengua se embriaga en él, plácida y lánguida, chupo y relamo hasta que siento oír crujir mis vértebras. Te agarro la polla, te miro, te pajeo. Quiero oírte. Quiero oír tu polla empapada al subir y bajar en mi mano, quiero ese sonido único chapoteando en mi mano, quiero oír cuánto te cuesta respirar cuando te machaco así la polla, oír cómo gozas, lamo tu agujero, saboreo tus gotas, deslizo mi lengua por todo el tronco de tu polla. Me emputezco tanto que estoy a punto de correrme. Respiro. La muerdo levemente. Te sigo pajeando (pero ¿por qué me pondrá esto tan puta?) mientras siento en mi mano la rigidez de tu rabo. Tu polla arde. Mi coño arde. Jadeas. Jadeo. Así te quiero, jodidamente duro, salido, perro.


Asciendo y me siento en tu cara. Gimo sobre ti mientras mis caderas se mecen sobre tus labios. Tu lengua deja un rastro de placer sobre mi sexo, se balancea sobre los labios de mi coño, se para en el clítoris, lo bañas de ti y lo siento húmedo y febril, tu lengua continúa entregada a su actividad, como si ella sola supiera exactamente donde se encuentra el secreto de todos mis placeres, como si tuvieras una pericia esencial para encontrar el punto exacto, la presión adecuada, la caricia preciosa, única, que mi coño y mi alma necesitan. Es tu entrega, tu paciencia, la generosidad con que irradias tu luz sobre mí. Tu lengua se posa sobre mi clítoris y presionas levemente sobre él dando golpecitos. Rítmico, sin parar, observando mis reacciones, mojándome, ahondando en cada gesto. Más deprisa, más lento, más presión, menos. Mojándote. El cariño que me dedicas en cada lamida me lleva rápidamente hacia el orgasmo. Siento mi corazón descargándose sobre mis venas, mis piernas convulsionan sobre ti. Reviento. Me corro. Me corro sacudiéndome sobre tu cara, mojándote el rostro de mis fluidos, empapándote de mi gozo, apretando mis muslos en torno a tu cabeza, expulsando mis demonios, oyendo cantar a los ángeles. Me tumbo sobre ti. Agradecida, orgasmada, caliente, trémula. Me acurruco sobre tu piel. Suspiras.

- Eres divina




Nos hacemos un ovillo. Tu boca no para de besarme. Tus labios no paran de buscarme. Todo el tiempo. Me giro. Levanto una pierna y acaricio tu muslo con mi muslo. Tu polla acaricia mi coño jadeante. Tus dedos me abren levemente el culo para dejar mi coño expuesto, levanto las caderas, me la clavo suavemente. Oscilo. La clavo un poco más, te adelantas, me penetras. No sabes que dulce es sentirte tan caliente, tan duro, tan clavado en mí. No sabes hasta donde puedo sentirte, hasta donde me haces sentir. Siento tu puto ser dentro de mí latiendo conmigo, golpeándome por dentro, llenándome de vida. Me empujas. Más, más, más. Todo mi cuerpo se mueve al ritmo de tu polla, mi cabeza se menea, mis tetas oscilan al compás que vas marcando, mis caderas suben y bajan contigo mientras te hincas en mi coño una y otra vez. Te siento balancearte dentro de mi coño, nuestros sexos chocan insaciables, te siento haciéndome perder la cabeza, al ritmo de esa música que siento por dentro, en mi cabeza, al ritmo de mis gemidos, de tu sexo, de tu fuerza, de tu hambre…

No puedo evitarlo me arrebato, me precipito, me fortalezco. Me levanto.

Te doy la vuelta y me hundo sobre ti como una amazona enloquecida. Una fuerza poderosa me posee. Me miras hipnotizado. Me agarras las tetas. Me agarras las caderas mientras te gozo violenta, frenética, ardiente, loca. Te follo en cuclillas inclinada sobre ti y mis tetas brincan frete a tu boca. Sacas la lengua libidinoso tratando de alcanzarlas y yo te follo enfurecida, cada vez más deprisa, sin perder el ritmo, cada vez más rápido, más fuerte, más dentro, más, más, quiero más.

Entonces me paro. Un momento, solo un momento, unos segundos. Me miras extrañado pero no dices nada, solo jadeas. Me gusta oír cómo respiras, cómo te cuesta respirar. Saco tu rabo, me acaricio el coño con tu polla. La siento deslizarse entre mis labios. Siento cada palpitación de mi clítoris. La vuelvo a hundir en mi agujero, la siento dentro, profunda, mía, mía…


Reanudo mi marcha. Me mezo sobre ti despacio. Te sonríes. Me columpio sobre tu polla y al tiempo tenso mi vagina para acariciar tu polla por dentro. Me muevo hacia delante y me contraigo, me muevo hacia detrás y me extiendo, una vez, otra y otra. Más veces. Muchas más veces... Te cabalgo. Enloquezco sobre ti. A galope, a galope… Siento tu polla dentro de mí y el roce de tu pelvis sobre mi clítoris, con cada ida, con cada venida, te siento profundo, te siento dulce, me siento grande, me siento abundante.



Algo estalla en mi cabeza. Eres tú. Te oigo crepitar de gusto, tus manos agarran mis manos y se mueven contigo en tu temblor. Puedo sentir tu ímpetu atravesándome mientras tu orgasmo electriza tu columna. Es tan hermoso contemplarte en ese momento. Todo tú resplandeces de gusto, tus gemidos pareces chispas de colores que floten sobre nuestros cuerpos y soy capaz de absorber la energía que propagas desde tu sexo. Es solo un momento, como la felicidad.

Eres luz.

sábado, 21 de mayo de 2016



Hace muchísimo que no me paso por mi propio blog. Hace un siglo que no hago muchas de las cosas que solía hacer. He cambiado de ciudad, de amante, de vida...he cambiado de todo, a veces hasta me parece ser otra persona. Aún no sé si alguien con la vida cambiada, como si no estuviera vivendo la vida que de verdad me pertenece, pero me importa un comino, me gusta más ahora mi vida y me gusto más yo.

No os conté nada de la presentación. La verdad es que, como casi todo en mi vida, salió bastante surrealista pero fue muy divertido.

No vino mucha gente pero sí la suficiente. Expliqué alguna cosilla sobre el libro, hablé con alguna gente, me reí mucho, conocí a algunos seguidores del blog y me gustó mucho conocerlos. Gente normal, como yo. Llámese normal también a lo peculiar ¿no? ¿Por qué no? Yo me considero peculiar, y mucho, pero también me considero normal. Vamos no me voy subiendo por las paredes como si me acabaran de sacar de El exorcista jeje. Hablé con gente muy maja, de verdad, aunque solo fuera por eso mereció la pena.

Por si a alguien le interesa que sepáis que puedo mandaros libros por correo a quien me lo solicite. El precio son 10 euros por libro más los gastos de envío por paquete postal.

Intentaré seguir escribiendo aquí, aunque no prometo nada.

Muchos besos a todos


lunes, 5 de octubre de 2015

PRESENTACIÓN DE "LAS CINCO MIL MANERAS"




Queridos LECTORES Y AMIGOS:

Este post es muy especial para mí porque voy a presentar mi libro de relatos eróticos “LAS CINCO MIL MANERAS” y a editar en papel impreso nuevamente. Aunque cuando edité el libro por primera vez no tuve oportunidad de hacer una presentación formal esta vez voy a poder hacerlo en un sitio muy especial y acompañada de una gente excepcional. Para ello se hará un evento llamado “AL ROJO VIVO” el viernes 23 de Octubre en Cambridge Soho Club, en Plaza de España,6. 2ª planta. A las 21:00 horas.

Bajo semejante título os podéis imaginar que el evento se centrará en el Amor, la Pasión, la Lujuria y el Erotismo.

Disfrutaremos de la actuación de la artista Carlotta Storelli que nos hará disfrutar con una performance que acompañará de manera extraordinaria las diferentes presentaciones.

A continuación la escritora y coach, Graciela Bárbulo, nos presentará su libro "El final de la circunferencia·. Por último disfrutaremos de Noelia Morgana, que llega con su primer poemario "Hirviendo"

Después de las presentaciones habrá una Jam Session para todos aquellos que quieran compartir sus palabras.

También disfrutaremos de un invitado especial (sorpresa) y finalmente un sorteo de botellas de vino para cuidaros como se merece.

Como podéis observar será una noche de erotismo y música donde creo que podemos pasarlo muy bien todos los que asistamos. Deseando que llegue el día y que todo salga de modo que lo GOZÉIS, como siempre, os envío besos y abrazos.

La chica mala


PD: Ya tengo los libros, venderé allí in situ mi libro "Las cinco mil maneras" por 10€ el ejemplar

miércoles, 30 de septiembre de 2015

PRIMAVERA




Photo by Lana Abie on Unsplash

Mariza canta dolorosamente a esa primavera nostálgica, al modo en que se sobrevive a la felicidad. Es cierto. A veces, la mayoría, ni siquiera eres consciente de que estás siendo feliz. Mi vida ha pasado delante de mí, y siendo consciente y saboreando cada trozo de mí y de mi vida , siempre me queda la sensación de haberme perdido algo. Nada hay tan inútil como preguntarse por la felicidad…
El empalagoso olor de los jazmines me transporta a un patio en el que fui feliz, no porque pasara nada en especial, fue un día como cualquier otro, haciendo cualquier cosa, no teniendo nada, nada más que calor,  el aroma a jazmines y un patio que ni siquiera era mío. Y en cambio lo recuerdo porque nada hay tan especialmente mío como mi alegría  por sentirme viva, por saberme viva.
Y por eso ahora pongo esta canción de Mariza y te recuerdo. Porque no importa el qué, ni cómo, no importa lo que vendrá ni lo que haya habido antes. Solo me importa tu cuerpo y el mío rehaciéndose de ganas, de vida, del modo en que nos damos y recibimos, en una sinergia perfecta y maravillosamente nuestra. De ambos.

Quizá eso sigue siendo lo que más me maravilla de un hombre, ni siquiera sé si él en ese instante es consciente de lo perfecto que me parece, de lo mágico que me resulta cualquier cosa que haga en ese instante con él, por él, para él, porque en ese momento estoy absolutamente entregada al presente, absolutamente fuera de mí y conmigo, absolutamente yo, desnuda frente al mundo, vulnerable y admirablemente fuerte y, sobre todo, y por encima de todo, con él, en él.

Todavía me siento flotando en un vapor de guarrería y vicio, en ese dejarme llevar por tus ganas, envolviéndome de primavera y calor, arrollándome de mi propia avidez, sintiéndome sobrepasada sexualmente, íntimamente unida a tu deseo. Me ha costado  días desprenderme de esa sensación de consciencia. Igual que, en ocasiones, uno se siente sobrepasado por lo emocional y terminas somatizándolo, otras te sientes superado por la experiencia física. Y esa forma extrema de sentir se te clava por dentro como una maldita garrapata. No es solo que esté todo el tiempo totalmente cachonda y con todas nuestras escenas incrustadas en mi cerebro, es que tengo la sensación de que algo tuyo se me hubiera quedado dentro, latente, esperando algo, no sé el qué…

[Ahora te pido un esfuerzo, a ti que me lees. Sí, hay un corte en esto que te cuento. Como un golpe. Como cuando estás pensando en algo mientras cocinas, entonces, te haces una herida, y tienes que limpiar tu sangre, y un dolor penetrantemente pequeño se apodera de tu pensamiento por un instante, sientes que hay una lucha, mayor o menor de tu dolor por sacarte de tus pensamientos, pero tus pensamientos son lo que tú eres, son lo más absoluto y, al tiempo, lo más etéreo que tienes, lo más tuyo y lo más fácil de perder, así que sigues pensando pero no exactamente en lo mismo, no exactamente igual, hay algo que ha cambiado y no sabes realmente qué, si tú, tu dedo sangrando, tus pensamientos, la música que le habías puesto o qué, pero ya no son lo mismo que eran]


Al llegar junto a él solo he podido ver sus ojos. Me ha parecido que exudaban vicio. No era la típica mirada a mis tetas. Era más bien esas ganas de follar que tratas de esconder como sea. No sé bien por qué, pero él trata de esconderse, no sé bien de qué ni el qué ni por qué, pero es lo que le intuyo. Nos tomamos algo y hablamos de esto, de lo otro, nos comemos la boca, nos comemos la mirada y entre mis piernas hay un animal removiéndose y este sí que no trata de ocultarse. Algo dentro de mí prospera, se hace más grande y cualquier cosa para la que me hayan preparado sobre las buenas maneras, sobre las relaciones, el protocolo del “amor” o lo que sea dejan, absolutamente, de importarme. Qué coño, no soy una buena chica, tengo que atender a mi animal.

Desde ese momento hasta que empezamos a arrancarnos la ropa no me acuerdo apenas. El paseo a casa, hablamos otro poco, mi cabeza es un hervidero de deseo. Algo me martillea las sienes y trato de disimular que quiero follar y follar hasta caerme muerta.


En mi cabeza suenan Eagle of  Death Metal, porque me parecen trepidantemente hermosos, entonces sí, siento su boca en mi boca, y mi coño empieza a respirar a través de sus manos. El calor cae sobre nosotros como un cuchillo a fuego. Su sudor comienza a resbalar sobre mi pecho mientras mis tetas se bambolean al ritmo de sus caderas. Siento mi corazón como si John Bonham lo estuviera azotando con sus baquetas y lo único que verdaderamente siento es que quiero más. Y cuanto más me da, más y más y más quiero.

Su boca me parece el cielo cuando alcanza mi sexo. Su lengua resbala sobre mi coño como una jodida serpiente envenenándome de ardor y ansia, elevo mis caderas y él profundiza en mi lujuria. Realmente hay  poquísimos hombres que coman bien el coño, pero él parece intuirme, y se adelanta a cuanto deseo. Aprieto mis muslos contra él y no puedo sentirme más agradecida a sus labios.

Adoro cuando me envicio así con un hombre. Cuando nos viciamos así, porque más allá de lo físico, hay algo, que es sexo y no es físico, pero ese algo, joder, es la puta esencia de lo que para mí es el sexo. Y lo siento pero no puedo explicarlo mejor.

Tengo su imagen incrustada en el esternón. Él de pie, su polla encajada en mi boca, saliendo entrando, profundizando en mi garganta. Yo entregada totalmente, sin otro deseo que comerme su polla hasta que se acabara el mundo, sintiéndola, adorándola, ahogándome de él y de sus ganas, siendo consciente de su volumen, de su olor, su sabor. Me detengo, le miro y sus ojos son un pozo inmenso de concupiscencia. No puede haber nada mejor en ese ahora. Nada mejor que entregar y recibir. Nada mejor que sentir a un hombre con todas sus ganas, y todo él dentro de mi boca.

El resto son maneras de volverme loca. Ha vuelto a comerme el coño, me he sacudido sobre él saltando sobre su polla como una posesa, me ha hecho varias folladas descomunales, sobre todo cuando se ha dado cuenta de que pierdo la cabeza cuando me da la vuelta y me pervierte así, cuando ha visto que todo mi cuerpo se conmueve y he tenido que  aguantarme las ganas de gritar. Me ha encantado ducharme con él sintiendo su polla dentro, zaca zaca zaca mientras el agua caía sobre mí, como una máquina concebida para hacerme sentir feliz, solamente feliz, ahora,  en este mismo instante, en este patio sin jazmines pero mío, con mi propio olor a almizcle o a lo que sea que huela una mujer como yo, mío en esta primavera que está a punto de acabarse para parir un jodido y caluroso verano…
16/06/2012
(A gusto me he quedao… que lo sepas)