martes, 4 de septiembre de 2018

LA ESENCIA



Me gustaría decir que he vuelto tanto como poder decir alguna vez: “estoy viva”. Cuanto más pienso sobre ello, y sobre cualquier cosa, más convencida estoy de que no tengo convicción alguna sobre ninguna cosa.
Es verdad que el sexo, como la música, como la comida, como los ríos salvajes o las olas gigantes tienen un efecto en mí alentador. Cuando el verde de las hojas traspasan mis pupilas y puedo oler su color, es entonces, cuando sé que sí, que hay una vida en mí. El resto del tiempo vivo, como casi todo el mundo, acunada en los aburridos brazos de la rutina. En piloto automático. En la nada.
Incluso muchas veces lo que quiero es morir, desaparecer o, al menos, dejar de sentir cosas sobre las que no tengo ninguna injerencia.

Creo que me quejo demasiado para la vida de puta madre que me ha tocado vivir. Creo que he tenido la suerte de vivir en una parte del mundo en el que para ser mujer puedo decidir bastantes cosas. Pocas. Pero muchas más que la mayoría de las mujeres del resto del planeta.
Aún con todo, creo que las cotas de libertad de la mayor parte de los seres humanos se reduce a poder elegir entre plátano o piña, y poco más. Sinceramente creo que la mente humana no está conformada de manera que podamos decidir absolutamente nada, así, en serio. Más bien vamos dando saltos o tumbos de decisión en decisión, inducidos por los caprichos de una mente para la cual, lo único que prima es la supervivencia. A tu cerebro se la sudas. Le da igual que te guste Bach, que quieras estudiar medicina molecular o que quieras ser tan rico como Amancio. Pero te obliga a tomar decisiones sobre las que es posible que discreparas si te hubieras dado cuenta de que no las has tomado tú.

Y, en cambio, hay en todo esto una ilusión maravillosa. O, al menos, un delirio que nos hace sentir maravillosamente bien. Hay un ente, algo, alguien escondido en la profundidad de nuestro organismo que mete la mano en el fango, bien hondo, y remueve el lodo de lo que somos para sacar limpiamente nuestra esencia. Algo a través de la tierra, del golpe de un trueno, del zaca zaca de nuestras caderas, de esa baba que gotea desde alguna caricia, algún ser.
Sí, el sexo, me hace sentir bien. Y hay muy pocas cosas que me hagan sentir así: limpia, animal, yo, mía. (Sí ya sé que todo esto también es provocado por mi cerebro, pero me mola)

Desde que empecé a escribir el blog de “Puta Inocencia”, creo que sobre el año 2008 y que luego cambié a este, “Los cuentos de la chica mala”, he observado un retroceso. Un cambio. No sé si soy la única.
Yo creía que con la llegada de Internet y el boom de los blogs, de la información en general, se normalizarían algunas cosas. Puta Inocencia.
En cambio, he observado que en lugar de eso, se está distorsionando la visión de lo que es el sexo. Y para mí la visión es que no hay visión. No hay una forma correcta de follar. No tienes que follar como el todo el mundo. Ni siquiera “tienes” que follar.

Para mí lo bello del sexo, es esa libertad para poder elegir plátano o piña. Sin eso, se transforma en algo banal, feo, normal.
Acudir al porno es casi como ir a misa. Sí. Ya sé que suena perverso. Pero es que yo tengo esa sensación. No hay nada de creativo en ello. Si el porno alguna vez ha sido arte, que no lo sé, aunque yo sí se lo suponía, se ha convertido en una mecánica tediosa que oculta el SEXO.
Por otro lado cada vez observo que la gente es más retrógrada, que cada vez más personas se echan las manos a la cabeza por ver el pecho de una mujer o su vagina o un pene o, incluso, una actitud (que casi es peor). Si la desnudez de las personas te aterra más que toda la bazofia espíritu-capitalista que te venden cada día sin llegar a buscar jamás tu propia sexualidad, tu esencia...me das mucho miedo.

Por eso me debato entre seguir escribiendo mis relatos en este blog, o en otro, o destruirlo.

Solo quería comentar estas reflexiones. Seguramente migre el blog a Wordpress. Si es que he vuelto, que aún no lo sé, seguiré escribiendo allí... Ya veremos si no me lo cargo todo. Destruir también tiene un efecto alentador en mí. ¿Y en ti?


12 comentarios:

  1. Hola niña, me alegro mucho de tu vuelta.
    Espero que conserves este blog, sería una pena dejar de releer tus relatos.
    Besos

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    1. Hola Annie. Espero poder llevarlo a WP sin perderlo...gracias por seguir por aquí 😘

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. En 10 años han cambiado muchas cosas... pero otras no. Ha cambiado la forma en la que nos comunicamos, en la que escribimos. Todo ahora es más "visual", más escueto. Una imagen vale más que mil palabras... y todo aquello que exceda los 280 caracteres, cansa o aburre...

    Claro que otras cosas no cambian. Seguimos sintiendo las mismas pulsiones, emociones y deseos. Y bien saben los/las que las sienten que a veces no bastan ni un millón de palabras para describirlas.

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    1. ¡Cuánto tiempo, Manolo! Creo que me resultaría casi imposible escribir mis relatos en 280 caracteres con los mismos resultados. Me alegra volver a verte. Besos

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  4. Siento lo mismo a momentos. Espero que nos sigas cautivando Chica mala. Un abrazo desde Chile

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    1. ¡Simona, que gusto verte! Yo también espero seguir cautivando. 😘

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  5. Te extrañábamos!!!!!! Bendito Dios que regresas!!! :D :D :D :D

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  6. Bienvenida de vuelta.

    Se te echaba en falta, a tí y a tus relatos desacomplejados.
    Creo que no te falta razón, hemos tenido un cierto retraso a una mojigatería que yo pensaba casi desaparecida en nuestra sociedad. Eso, y un cierto resurgir del machismo cavernícola, que por lo que parece, nunca se fué.

    Coincido contigo en que el porno es un mal sucedáneo del sexo.

    el sexo, el de verdad, es una página en blanco que llenamos en cada ocasión en que nos soltamos el pelo, haciendo oo que se espera de nosotros, o yendo en dirección contraria.

    A ver si consigues que se me disparen otra vez las hormonas leyendote, como antaño.

    Un besazo.

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    1. Gracias por tus palabras Rodericus...ya veremos si me queda algo de magia. Lo que sí sé es que nunca voy a dejar de soltarme el pelo, le pese a quien le pese. Un besazo 😘😘

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  7. Pues me alegra que sigas, María. Y sí, a veces viene bien ese aspecto "voyarompercontodo" 😘

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