Abro la boca buscando tu lujuria,
cierro los ojos y sustento
mi impudicia de dedos fantasma,
de lenguas incorpóreas
y falos metafísicos
que abren mi cabeza
llenándola de fantasías, sexo,
tú.
Me rompo en mil pedazos
cuando a través de las sombras
tu voz tronza la mía;
escupo al cielo y enfurezco
a tus demonios.
Nuestra avidez desgarra,
nos retiembla, muerde,
nos rebusca.
Y a cambio obtenemos ilusiones,
trozos de nosotros,
jadeos, semen, convulsiones.
El deseo es un naufragio
para este delirio desmedido,
y tu cuerpo,
tu cuerpo es mi tierra prometida.
Hambre...
ResponderEliminarHombre...
Pene...
Penumbra...
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